domingo, 27 de enero de 2008

Hasta siempre Mozart!

Dos mujeres representan los límites de la vida amorosa de Mozart. La esbelta Aloysia Weber, de talento arrebatador, que supo inflamar por primera vez su carácter apasionado, y su chusca “Bäsle” de Augsburgo, de facciones ingenuas, algo dura, la compañera singularmente íntima de sus extravagantes chirigotas en el límite entre desenfrenado erotismo verbal y vulgar animalidad, donde su vivaz fantasía se desfogaba en lo primitivo.
Parece que el matrimonio de Mozart fue feliz: Las cariñosas cartas a su mujer son una expresión alborozada y sin aderezos de esta relación absolutamente rectilínea en las cosas básicas.

La norma moral de Mozart estaba enraizada en su propio ser infantilmente puro y en una conciencia muy sensible que dirigía sus acciones. Su sentimiento de la propia dignidad fue grande y noble.
Educado según la doctrina de la religión católica, a ella guardó fidelidad hasta el fin de su existencia, aunque con el paso de los años sus opiniones hubiesen evolucionado hacia una mayor libertad e independencia.

Acerca de la muerte, Mozart tuvo sus propias ideas. Conforme fue haciéndose mayor, meditó sobre esta cuestión más profunda de la humanidad con más serenidad, intensidad y calma. Es probable que presintiera su temprano fin. Los últimos años de su existencia estuvieron como nimbados con una aureola de euforia, una tensión etérea del espíritu que se manifestaba en la creciente actividad creadora, una suave, casi clarividente amplitud de la visión interior y una silenciosa aceptación de lo inevitable.
Cuando, pobre y endeudado, el real e imperial compositor de cámara Wolfgang Amadeus Mozart falleció en la primera hora de la madrugada del 5 de Diciembre de 1791, no estuvo presente nadie digno de cerrarle los ojos. Ningún curioso, ningún amigo, ningún familiar, ni siquiera la viuda estuvo al lado de la oscura fosa cuando manos indiferentes de sepultureros del cementerio de St. Marx apresuradamente cubrieron de tierra el pequeño cuerpo junto a los tristes restos de miseria anónima.

7 comentarios:

Azul... dijo...

Mozart siempre decía que le gustaba que un aria quedara tan a la medida de la cantante como un traje bien hecho. Seguramente aplaudiría de pie la que has elegido para fondo de este magnifico post :)

Un besito!!!

Tawaki dijo...

Las vueltas que da la vida y lo injusta que es a veces.

Un abrazo.

Resiliente dijo...

Eso siempre me llamo la atencion: la manera tan indigente que muere Mozart y despues la valoracion musical y de genio que tuvo. Increible. besos.

rajo de luz dijo...

Azul, haz agregado algo más referente a este gran genio, la verdad es que canta muy bien esa soprano, puede quizás haberle gustado jajaja.
Un beso grande.

Tawaki ,tú lo haz dicho.Lo que no sé es si es la vida misma la que da las vueltas o es la mala gente que da las vueltas en la vida de muchas personas.
un abrazo.

Marce, la valoración y genialidad la tuvo desde niño pero encontró mucha envidia como pasa frecuentemente. Triste final para todo lo hermoso que dió en vida.
Un beso

Gracias a todos por venir y dejar vuestros comentarios. Me gusta mucho.Besitos!

Anónimo dijo...

Qué impresionante amiga, tan gran compositor y morir así como si no hubiese hecho nada, ni hubiese regalado algo para la humanidad... triste de verdad. Besitos y gracias por este post.

Anónimo dijo...

Hola de nuevo amigui, se te agradece pasar por un vestido de gala porque has recibido un premio en mi blog, así que cuando pueda pase a retirarlo jejejee. Besitos!!

rajo de luz dijo...

Amiguiiii!! cómo? un premio? ya me voy a ver eso.jejeje...besitos y gracias por tantas cosas bonitas.
waaapaaaa!!